Una de las noticias
que por desgracia más se repiten en el telediario. Violencia. A la mujer, al
hombre, a los niños y niñas, a los animales. Violencia.
Hablamos de violencia
a la mujer cuando solamente
vemos el final. Cuando encontramos a una mujer que ha sido maltratada, muerta
en el suelo del baño. Cuando ya desgraciadamente no hay nada que hacer.
Pero, ¿y por qué no hablamos de la violencia sin contacto físico?
Sí. Violencia sin
llegar a tocarse. Esa violencia que ataca y que hace sentirte cada vez más y
más pequeño frente a la persona que te insulta. Una violencia, que es la más
dolorosa. Los golpes al fin y al cabo pasan, el dolor de un día a otro se va,
las heridas dentro de un tiempo se curan. Pero, ¿qué hay de lo que se
queda grabado en la mente? Eso que te atormenta día tras día, noche
tras noche, esos pensamientos de, estoy gorda, por tanto tendré que dejar de
comer, me han dicho que me han crecido las tetas, tendré que taparme un poco
más. ¿En qué nos estamos convirtiendo?
¿Desde cuando somos los elegidos para
poder decidir qué, cómo, por qué y cuándo, una persona puede o no puede, o
mejor dicho, debe o no debe hacer algo? ¿En qué mundo vivimos?
¿Desde cuándo podemos elegir que somos
más o menos listos que otra persona? Bueno, mejor dicho, ¿quién mide el nivel
de inteligencia? ¿Tú?, ¿la misma persona que le está llamando tonta a otra?.
Increíble. Me parece increíble, lo que debería de ser pilar fundamental en tu
vida, lo estás dejando por los suelos. A la que se supone que tienes que
admirar, por ser quién es, por conseguir lo que consigue, y porque aunque
tengas tus más y tus menos, siempre está ahí, eres tú el primero que la
machaca.
No merecemos que nunca nadie nos diga,
QUIÉNES somos, por qué somos así, y mucho menos, QUÉ debemos ser en la
vida.
Cada persona tiene una dignidad, y por
nada en el mundo, tenemos derecho alguno a poder arrebatársela, y muchísimo
menos, a que nos la arrebaten a nosotros.
Ojalá un mundo en el que nadie se crea
superior por encima de otra persona, ojalá nunca nos dejemos atacar de esta
forma, que nunca más a ninguna persona le hagan creer que es tonta, fea, gorda,
o simplemente que no es nada en la vida.
Seamos fieles a lo que de verdad somos
por dentro, que nunca nadie te diga qué puedes o qué no puedes hacer en la
vida. Que nunca nadie te diga que no vales para algo, y que mucho menos, nunca
nadie en la vida te deje por los suelos.
Por los que lo han
hecho, por los que lo harán, y por todos esos hombres y mujeres que día a día
sufren el desprecio que le dan otras personas, y hacen que se sientan cada vez
más pequeños, suerte y coraje. Para poder afrontar con todo el esfuerzo y amor del mundo esta dura etapa.
Todos somos humanos, y ninguno se merece
por encima de otro ser mejor o peor, somos personas, iguales todos.
Comencemos el mes,
intentando cambiar un poco el mundo. Si os ha gustado, compartirlo, y que otras
personas puedan leerlo. GRACIAS.
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