Seguramente,
todos habréis oído hablar de este gran libro.
Cuando empecé el instituto,
mi madre me regaló este libro, un libro para la vida, decía. Un libro, para
aprender, a no discriminar a nadie, a no olvidar nunca la inocencia de un niño,
a ser libres, y por supuesto, a no cometer los errores que en aquel tiempo,
cometieron.
Por aquel entonces, era un
libro del que todo el mundo hablaba, algunos veían la película, otros, sabían
la historia, pero muy pocos lo habían leído, y menos, con esa edad, la edad
perfecta para saber dónde está el límite entre lo bueno y lo malo. En saber y
saber resaltar que, somos personas y que hace falta mucha humanidad en este
mundo.
Humanidad.
Para evitar que se vuelva a
repetir esto. Humanidad para que todas las guerras que hay y que nosotros, los
del "tercer mundo", no vemos. Humanidad para poder ser libres.
Humanidad para no tener que esconderse como Anne Frank. Humanidad para ser lo
que somos, da igual si cristianos, judíos, árabes, negros, blancos, españoles,
franceses, ingleses..
Humanidad para que este
mundo no se vuelva loco. Humanidad para hacer ver a los niños inocentes en su
infancia que la vida es bonita y que no hay que seguir un patrón determinado.
Enseñemos que la violencia no está bien, que el bullying no hace nada más que
daño. Son niños. Niños inocentes. Sin maldad. Esponjas que aprenden y
reproducen todo lo que ven, así que, vamos a enseñarles a todos los niños y
niñas de este mundo, que hay que ser humanos en esta vida.
Que nuestra vida no tiene
precio, pero sí vale mucho.
“No es justo, yo atrapado
aquí solo, mientras tú estás allá, jugando con tus amigos todo el día.”
Por eso, por todo lo que
ese día este gran y pequeño libro a la vez me enseñó a mi corta edad, ojalá
fuese una lectura obligatoria en todos los institutos y colegios. Ojalá le
enseñasen a los niños valores que el día de mañana les harán mejores personas,
ojalá....
Gracias por prestarme
atención.
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